
Los hombres en promedio viven menos que las mujeres. | Foto: isglobal.com
Entre los factores más importantes tomados en cuenta en esta investigación figuran cómo los factores socioeconómicos (la educación y la riqueza), el estilo de vida (fumar, el consumo de alcohol), la salud (enfermedades cardiacas, diabetes, hipertensión y depresión) y los factores sociales (tener un cónyuge, vivir solo) podrían contribuir a un riesgo más alto de muerte prematura entre los hombres, donde parece que las altas tasas de tabaquismo y las afecciones cardíacas son más usuales en el caso de los hombres.
Los investigadores dijeron que muchos estudios han examinado el impacto de los factores sociales, conductuales y biológicos en las diferencias sexuales en las tasas de mortalidad, pero que pocos han investigado las variaciones internacionales potenciales, que también influyen mucho en este rasgo demográfico. De hecho, se afirma que esas diferencias pueden conducir a distintas experiencias vitales para los hombres y las mujeres, y a la variación en la brecha de mortalidad entre los distintos países.
"Las distintas tradiciones culturales, contextos históricos y el desarrollo económico y social podrían influir en las experiencias de género en los distintos países, y en consecuencia podrían afectar de forma variable al estado de salud de hombres y mujeres", señalaron en un comunicado de prensa los colaboradores de la revista.
Por lo tanto, ya que la investigación arrojó como resultado que estas hipótesis son coherentes con otras investigaciones sobre la esperanza de vida y las tasas de mortalidad, lo fundamental sería que los países tuvieran presente a la hora de formular sus políticas públicas de salud, las diferencias según sexo y género, y el papel determinante de los factores sociales y culturales en la esperanza de vida.
Dejá tu comentario