Mientras que las tensiones con China se reducirían, por lo que podrían salir ganando las multinacionales y firmas exportadoras y que tienen plantas en el país asiático como las firmas de retail.
En caso que Trump sea reelecto, la política energética actual se mantendría, eso sí, con menos estándares medioambientales y un mayor uso de los hidrocarburos, así como una protección de la industria metalúrigica.
Las empresas relacionadas a la defensa también estarían bien posicionadas, mientras que el sector bancario sufriría menos con Trump, al esquivar cualquier recarga tributaria.
Pero la incertidumbre no es en el ámbito local, sino en el mercado europeo, siendo el dólar uno de los aspectos interesantes a considerar. Por ejemplo, un Congreso dividido podría depreciar a largo plazo el billete verde, lo que supondría penalizar a las empresas europeas, por lo que tendrían que vender al exterior con un euro más fuerte.
Los analistas dicen que si Biden llega a la Casa Blanca “será positivo para los activos europeos. “EE. UU. es una gran mercado de exportación para Europa. El crecimiento norteamericano, al igual que el de China, es importante para el crecimiento de Europa. Si estos dos bloques tienen mejores perspectivas para el 2021, eso será útil y podría generar confianza en la recuperación. También existe la opinión de que Biden será más multilateralista que Trump y por lo tanto las relaciones Europa-EE.UU. deberían mejorar en el futuro”, dice Natixis.
Pero si gana Trump, “volverá la política del America First y los más beneficiados serían los sectores industriales y de producción nacional. Si Biden es presidente, se centrará en el empleo y el cambio climático y lo va a abordar a través de su ley de infraestructuras. Las iniciativas basadas en energías alternativas y vehículos eléctricos también se verán promocionadas. Pero las tecnológicas siempre terminarán ganando”, agrega Natixis.
