La historia de Ted Ngoy, conocido como The Donut King, es una de éxito, superación de las adversidades y perseverancia. Sin embargo, como suele ocurrir con las personas, su historia no es tan sencilla y es que inclusive después de conseguir el éxito con su cadena de donas, el camboyano casi ve su vida consumida por su adicción a las apuestas.
The Donut King y su amarga lucha con las apuestas
The Donut King, como se le conoce al empresario Ted Ngoy, tuvo un momento amargo a pesar de su éxito cuando fue consumido por las apuestas.

The Donut King intentó salvarse acudiendo a la religión, pero no tuvo mucho éxito | Foto: cocinayvino.com
Ted Ngoy hizo una fortuna con la venta de donas, pero pese a esto estuvo cerca de perder todo por lo que había trabajador y hasta su reputación como The Donut King.
En el año 1977 por primera vez el empresario viajó a Las Vegas para ver un show de Elvis Presley, lo que hubiese marcado el encuentro entre The King of Rock And Roll y The Donut King. Fue en ese viaje, que por primera vez apostó en los casinos, algo que le trajo consecuencias en los años siguientes.
Desde ese primer viaje, The Donut King empezó a visitar mensualmente Las Vegas para ver todo tipo de espectáculos, aprovechando su éxito económico para apostar cada vez más dinero. Se volvió una figura reconocida como lo narra un perfil que Los Angeles Times hizo para él en el año 2005.
Su hábito de apuestas le trajo problemas familiares y su clara adicción se volvió un tema de peleas constantes entre él y su esposa. Sin embargo, esto no hizo que él dejara de visitar los casinos. A veces, contó llegó a falsificar la firma de ella para retirar dinero de la cuenta bancaria conjunta y hasta llegó a pedir dinero a parientes.
The Donut King quien en su momento era un modelo en la comunidad camboyana en los Estados Unidos, empezó a ser evitado por miembros de esta que tenían miedo que les fuese a pedir dinero prestado. Fue en ese momento que decidió acudir a Apostadores Anónimos, aunque en el artículo asegura que esto no le ayudó.
En 1990 tuvo una pérdida tan grande que lo llevó a aislarse un mes en un monasterio budista en Washington D.C, pero una vez regresó a California, volvió a apostar.
Eventualmente, The Donut King logró controlar su adicción por las apuestas, aunque para el momento en el que publicaron el artículo reconoció que todavía temía recaer.
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