Desde hace algunos meses, se conoce que Gibraltar ha estado adelantando gestiones para convertirse en el centro mundial de las criptomonedas, aunque sin el visto bueno de la FCA (regulador financiero británico) que, pese a no tener jurisprudencia en esta materia en la región sur de Europa, apunta al peligro al que se expone la región con este tipo de iniciativa.

Esto debido a que la empresa tecnológica de intercambio de criptos Valereum, lanzó una oferta de compra de 80% de las acciones en la Bolsa de Valores de Gibraltar. Ahora bien, la posible adquisición de una parte mayoritaria de la existencia para la región es un paso mucho más riesgoso que una transacción cualquiera, pues podría generar un "efecto mariposa" si en el momento en que Valereum tome posesión del puesto se produzca un cambio estructural en la composición de los mercados bursátiles.
La tecnológica Valereum, fundada por Richard Poulden y con sede en Gibraltar, está dedicada al intercambio de monedas de curso legal por criptomonedas: Bitcoin, Dogecoin, Cardano, Ethereum y Tether, y su objetivo en el momento de la adquisición será el de trasladar su actividad a la Bolsa de Valores de Gibraltar, convirtiéndolo así en el primer mercado bursátil del mundo en aceptar criptomonedas para operar en los mercados regulados de acciones.
Lo que viene sucediendo es que, con el objetivo de quitarse la reputación de paraíso fiscal, desde hace 3 años Gibraltar viene trabajando en la propuesta Blockchain Rock con la ambición de llegar a ser el centro financiero del planeta, al menos en lo que a criptos respecta. Un sistema de filtrado de compañías blockchain a las que se les ha abierto la puerta de la región con un permiso de licencias para operar libremente, y que si tomamos en cuenta que desde su fundación, solo 14 empresas han obtenido este permiso para operar, para Gibraltar supone toda una garantía para asegurar el buen destino de sus próximas estrategias a desplegar, todavía desconocidas.
Por otra parte, un tercio de la economía de Gibraltar está centrada en el sector financiero. Casi 2.900 millones de euros son gestionados por 82 empleados (que es el total de funcionarios con los que cuenta para esta división) en un país de apenas 33.000 habitantes.
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