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Adele, una estrella con carácter que impone sus reglas

La cantante Adele no permite intromisiones en su vida privada y hasta diseñó una estrategia para descubrir quién filtraba a la prensa información personal

La vida de la cantante Adele está llena de episodios sorprendentes que siempre han causado curiosidad a la prensa y los fanáticos, sin embargo ella no permite en ninguna circunstancia que ese tipo de información se filtre a la prensa y a las redes sociales.

Recientemente se han cumplido diez años del disco más vendido del siglo XXI, el 21 de Adele, que estuvo 23 semanas en lo más alto de las listas británicas, y logró vender 31 millones de copias en todo el mundo, ganó siete Grammy y dos Brits.

A partir de 2011, la cantante Adele se convirtió en un referente, incluso Beyoncé declararía que su disco 4, lanzado en verano de ese mismo año llegaba inspirado en parte por la obra de aquella chica inglesa, tajante y segura de sí misma, que rompió arquetipos porque nunca dejó que la redujeran a eso.

En ese año, además de lanzar el disco, Adele tuvo que operarse la garganta. Se cancelaron 34 fechas de su gira estadounidense y estuvo 7 semanas sin poder hablar, algo que, especialmente para ella, debió resultar altamente traumático pues se sabe que es parlanchina y conversadora.

Tiene fama de controladora y una de las pocas veces en las que ha aceptado en público una renuncia ha sido con respecto a su cuenta de Twitter. Declaró que cuando se la abrió, lo que más hacía era mandar tuits en estado de embriaguez, hasta que su equipo de management decidió quitarle la cuenta y formular un protocolo: cada tuit de la cantante sería revisado por dos personas y luego firmado por ella antes de ser publicado.

Con lo que no cedió fue con las filtraciones sobre su vida privada que empezaron a aparecer en los medios a raíz de la fama lograda con el disco 21. Detalles de su complicada infancia, de su vida sentimental, opiniones sobre otros artistas e incluso detalles de la relación con su propia apariencia. Entonces, Adele decidió que iba a ser ella misma quien atajara el problema. Empezó a tener encuentros uno a uno con sus colaboradores e incluso con algunos amigos. En cada encuentro privado, ella revelaba un detalle sobre sí misma que nadie conocía y que tampoco le importaba demasiado que llegara a oídos de los medios. Apuntaba a quien le había dicho cada cosa. Cuando el dato aparecía en la prensa, inmediatamente cortaba lazos con la persona a quien se lo había contado. Eso se llama ser calculadora y estratega.

Después de enfrentar un divorcio del emprendedor Simon Konecki , que se ha visto rodeado de polémicas en tono a asuntos de patria potestad y gastos de manutención, Adele, con 70 kilos menos, mantiene una nueva relación con el rapero Skepta, a quien conoció en el 2016.

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