Le debe la carrera a un tal Carlos, camarada argentino de Luisito Rey, que lo vio en el Hotel Dos Reyes de Mar del Plata y quedó sorprendido, como quien mira a un hombre escapado de su fotografía, a un holograma del cantante Luis Miguel . "Igualito", gritó el señor y le pidió su número de teléfono.

Luis Miguel
Era 1995, no habían redes sociales para comunicar el descubrimiento, ni Wifi para facilitar selfies a Plutonio en dos segundos. Luis Miguel estaba por cantar New York, New York en el cumpleaños 80 de Frank Sinatra, mientras Andrés Rey Urrustarazu, que terminaba sus dias descanso y volvía a su vivienda de la ciudad porteña de Saladillo, entregó el número familiar fijo, descreído.
El llamado ocurrió un año posterior, en diciembre de 1996. El staff de Luis Miguel necesitaba un "auxilio", que alguien idéntico saliera a "tranquilizar a las fieras" que acampaban con paraguas y almohada en las puertas de un hotel de Recoleta. "Micky" llevaba días sin descansar por los bramidos, por lo que su ambiente exasperado llamó al clon argentino para ser salvado de sus fans.
Urrustarazu (más adelante rebautizado Andrés Rey) llegó al centro porteño lo más urgente que pudo, vio a la críptica estrella a cuatro metros, y recibió las primeras indicaciones. Con las palmas en alto, salió por el mirador de la suite presidencial del Four Seasons y debutó como "saludador". Desencajado, como Francisco confundido tras la fumata blanca, estaba pariendo un personaje, el "despistador" oficialmente. El doble del cantante Luis Miguel, el sol de méxico.
Desde hace siete meses Andrés Rey no reencarna en el "Sol de México". La pandemia acabó con las fiestas empresariales, los trencitos en cumpleaños de 15, el delivery de besuqueos, los baby shower. En cuarentena se despachó con algún que otro show por Zoom, o videos personalizados, pero siente tristeza. Pasa su aislamiento en Saladillo, donde su familia tiene una finca. Distancia social y abstinencia de "luismigueo" del cantante Luis Miguel.
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